Publican una edición ilustrada de "La noche y la luz de la luna" de Thoreau

Muestran al escritor estadounidense decimonónico en su lado más bucólico y poético.

ARTE Y CULTURA 05 de enero de 2021 Télam
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Los cinco ensayos sobre la naturaleza que conforman el cuidado libro "La noche y la luz de la luna" de Henry David Thoreau, recientemente publicado en la Argentina, muestran al escritor estadounidense decimonónico en su lado más bucólico y poético, enmarcado dentro del pensamiento trascendentalista y con una erudición que actualizada se convierte en una exquisita obra literaria.

La editorial Godot acaba de publicar, en una edición muy cuidada, cinco ensayos de los cuales cuatro ("La noche y la luz de la Luna", "Los colores del otoño", "La sucesión de los bosques" y "Manzanas silvestres") formaron parte de la antología "Excursions" publicada en 1863, por "Ticknor and Fields", la prestigiosa editorial de Boston, Massachusetts. En esta nueva edición en español traducida por María Paula Vasile se suma el ensayo "El mar y el desierto".

El libro tiene un especial encanto por presentar el pensamiento naturalista del escritor nacido en Concord, Massachusetts en 1817, en una edición ilustrada con grabados de la naturaleza, con dos guardas en negro -una con constelaciones- al principio y al final, lo que convierte a la edición rústica de tapas blanda en un objeto vistoso, único.

Henry David Thoreau (1817-1862) fue poeta, filósofo, abolicionista, naturalista, agrimensor e historiador estadounidense. Es conocido por su libro "Walden", una reflexión sobre la vida sencilla en un entorno natural, y por su ensayo "Desobediencia civil", un argumento a favor de la insubordinación a un estado injusto. Sus artículos, ensayos y poesía suman más de veinte volúmenes y es su costado menos frecuentado.

Entre sus contribuciones de mayor influencia se encuentran sus escritos sobre historia natural y filosofía, donde anticipó los métodos y hallazgos de la ecología y la historia ambiental, dos fuentes del ambientalismo moderno. Su estilo literario entrelaza observación natural cercana, experiencia personal, una retórica clásica, significados cargados de simbolismos y tradición histórica, mientras muestra una sensibilidad poética, austeridad filosófica y la típico pasión americana por el pragmatismo.

A pesar de que "La noche y la luz de la Luna" es uno de los textos menos conocidos de Thoreau, con su lectura se revela que es una de las obras más significativas en cuanto a su concepción de la oposición entre naturaleza y sociedad. No solo por esto, sino por los numerosos temas que, como de costumbre, toca de forma lateral, por ejemplo la relación entre lo natural y lo civil, la reflexión que dedica a la confusión entre lo nuevo y lo viejo, lo que se construye y lo que se destruye, que, como explica en el texto, por la noche, bajo la luz lunar, se confunde.

Pero esas son particularidades, ya que en su conjunto, estos ensayos son una ilustración de una idea más genérica sobre la naturaleza que expone continuamente Thoreau en casi todos sus textos, la cual es la base de su pensamiento. El escritor sostiene que alejado del contacto de la naturaleza no hay vida humana ni reflexión, que esta sirve más que los libros y los diarios a los caminantes y a los poetas; que en la naturaleza está la ley.

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El ensayista muestra su amor por el mundo natural y su sentido respeto por los cambios orgánicos provocados por las estaciones. En estos ensayos, principalmente en el segundo en el libro, "Los colores del otoño", hace una lectura perfecta a medida que llega el otoño y admira el follaje multicolor. Thoreau disfruta la contemplación de las hojas de los árboles y no comprende como sus vecinos de Concord se dedican a sus actividades diarias sin siquiera echar un vistazo a las gramíneas púrpuras o los arces rojos.

El ensayo "Los colores del otoño" es una permanente oda a estos cambios, comparando las hojas rojas y amarillas con frutas maduras que parecen dulces. Las descripciones que realiza Thoreau, mientras admira los olmos, los arces y los robles escarlatas recuerdan a la poesía de Virgilio y al renacimiento bucólico de Garcilaso.

"Sus hojas están perfectamente maduras. Me pregunto si también maduran, en respuesta los hombres que viven a su sombra", escribe. El otoño recuerda al escritor que debe elevarse y respetar el mundo que nos rodea, el cual brinda belleza en su constante y pacífica evolución.

Thoreau señala que los estadounidenses se comportaban con el mundo como si vivieran en un estado de naturaleza hobbesiano, tratando de manera rutinaria las tierras que habían encontrado, como si solo se tratara de un espacio para seguir conquistado y explotando, sin reparar en los daños que pudieran resultar de este esfuerzo.

Los ensayos de este libro, y el pensamiento en general de Thoreau, discuten con la famosa promesa del clérigo John Cotton pronunciada en 1630 en las colonias americanas de Massachusetts, quien en su recordado sermón señala que "quien toma posesión de un terreno baldío y le otorga cultura y cría, es su derecho a poseerlo". Cotton se basaba en el mensaje de Dios a Adán sobre el Paraíso en el Génesis: "Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo".

El pensamiento americano alineado a Cotton, al que Thoreau se enfrentaba, sostenía que la causa del daño ambiental era la naturaleza misma, producto de las inundaciones, heladas y tormentas, así como las plagas de insectos y malas hierbas. Por lo tanto la naturaleza estaba sujeta a una especie de deterioro que debía combatirse con atención mediante la cría y el mejoramiento.

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Thoreau dialoga en sintonía con las ficciones clásicas de James Fenimore Cooper. En "Los pioneros", la primera de las novelas de "Leatherstocking Tales", el autor de "El último mohicano" tiene una mirada diferente sobre la naturaleza. Uno de los momentos más conmovedores de la novela es un gran incendio forestal causado por un descuido humano: la explosión de un barril de pólvora.

Cooper también se refiere al daño causado por la minería de plata, un capítulo trata detenidamente el saqueo de los leñadores durante la tala de los bosques, otro sobre la matanza desenfrenada de palomas y se detiene en el daño que genera la pesca excesiva. Este es el momento en que los norteamericanos toman consciencia de que son la fuente del daño ambiental.

Cada uno de los ensayos de están marcados por el sentido de pérdida y culpabilidad. A veces, Thoreau simplemente se entristece, como cuando observa con angustia que: "Los tiempos de la Manzana Silvestre pronto serán parte del pasado. Es un fruto que probablemente se extinga en Nueva Inglaterra". Sin embargo, durante estos cinco ensayos lo domina la indignación. El libro en su totalidad es un intento de convencer a sus compatriotas para detener o revertir la autodestrucción.

Thoreau siente en el fondo la decepción que con estos escritos no podrá convencer a sus conciudadanos, al menos no en ese momento, porque todavía no ocupa un lugar para poder vigilar el comportamiento de los humanos sobre la naturaleza. Al mismo tiempo, sin embargo, el naturalista claramente espera que sus comentarios demuestren ser lo suficientemente provocativos y persuasivos como para cambiar la opinión de sus lectores.

En esta vistosa edición, además de mostrar su pensamiento filosófico y la erudición permanente, Thoreau tiene una mirada idílica sobre el mundo. Las imágenes, las metáforas con la que describe los frutos, los árboles y su mirada sobre los colores hacen de este conjunto de ensayo -que se complementa con las ilustraciones de Liliya Shlapak, Lubow Chipurko, Nikolayenko Yekaterina y Melok- una oda narrativa a la Naturaleza.

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