Dictan prisión preventiva con arresto domiciliario a un sacerdote por abuso sexual

Cuando ocurrieron los hechos la víctima tenía entre 11 y 14 años.

POLICIALES 15 de diciembre de 2020 Télam
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Un juez de Garantías de La Plata dictó la prisión preventiva con el beneficio de la prisión domiciliaria y uso de tobillera magnética al sacerdote Raúl Sidders, acusado de abusar de una alumna menor de edad, entre 2004 y 2008, en un colegio privado de La Plata, informó una fuente judicial.

Pero Sidders (59) aún no podrá gozar de ese beneficio, porque la medida fue apelada por la defensa de la víctima y por lo tanto no quedó firme.

Una fuente judicial confirmó a Télam que el juez Agustín Crispo dictó la prisión preventiva para el cura acusado del delito de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración en el tiempo y circunstancias de realización doblemente agravado contra una mujer que denunció haber sido abusada por el sacerdote entre el 2004 y el 2008, cuando la víctima tenía entre 11 y 14 años y asistía al establecimiento.

Además, hizo lugar al pedido de la defensa del sacerdote y concedió la morigeración de la prisión preventiva bajo la modalidad de prisión preventiva en un domicilio en el municipio de Pilar con control de monitoreo electrónico, detalló la fuente.

"Sin embargo el beneficio morigerador no se puede poner en marcha porque la medida fue apelada", remarcó la fuente.

Juan Pablo Gallego, abogado de la víctima, expresó a Télam que "la medida tendrá que ser revisada por la cámara de Garantías, porque no vamos a dejar pasar una inequidad semejante".

"El juez de Garantías confirmó la prisión preventiva de Sidders como autor penalmente responsable de abuso agravado por la condición de sacerdote en concurso real con corrupción de menores agravada por esa condición, lo que pone a Sidders en un terreno jurídico sin retorno", precisó.

Gallego destacó que Sidders "es una persona joven, tiene 59 años, se lo ve en perfecto estado", por lo que no parece adecuado el beneficio de la domiciliaria.

"El dice que fue perdonado por la justicia divina, lo que es una manifestación de él, grave, pero que no lo aparta de la igualdad ante la ley de cualquier persona que cometió un delito, se le dictó la preventiva y debe cumplirla en la cárcel", remarcó.

El abogado contó que Sidders "dijo que tiene que tomar vitamina B12, lo que no es obstáculo para estar en un centro carcelario; dice que está estresado por la causa y que no se hizo chequeos porque en Misiones (donde estaba asignado el cura) no hay centros de salud importantes, lo que horrorizó a la comunidad de Posadas, ya que los hay y de sobra".

"Lo que pasa es que Sidders no los necesitó porque está bien de salud. Corresponde que la detención se cumpla en un establecimiento carcelario", insistió el letrado.

Sidders, a quien los alumnos del Colegio San Vicente de Paúl llamaban en secreto "El frasquito", porque los obligaba a masturbarse para guardarse su semen en un frasco, está detenido desde el 1 de diciembre último, cuando se entregó luego que se librara una orden de detención en su contra.

La denuncia de la víctima

Según consta en el pedido de detención, al que accedió Télam, el sacerdote abusó de la menor desde sus 11 años "a quien hacía colocar sus manos en los bolsillos de la sotana y sentir su pene erecto, situaciones que acaecían en el patio de la institución y durante los recreos, lo que provocó un grave daño en la salud mental de la niña".

"Asimismo, y en las habituales ocasiones en las que recibía el sacramento de confesión, corrompió a la menor mediante explicaciones personalísimas sobre cómo masturbarse, realizar sexo oral y mantener relaciones sexuales con acceso carnal con su novio", precisó el fiscal en su escrito.

La mujer que hizo la denuncia contó que el sacerdote empezó a acosarla cuando ella tenía 11 años.

"En invierno, delante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías, y me hacía sentir su erección", relató la joven a Prensa Obrera.

Contó que el sacerdote, durante la confesión, "me preguntaba si sabía masturbarme y como le decía que no, me explicó con sus dedos, sin tocarme, cómo tenía que hacer. Me sugirió que lo hiciera pensando en él y que en la próxima confesión le contara cómo me había sentido".

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