Vio sombras en el fondo de su casa, pensó que eran ladrones y disparó: mató a su hijo

Ocurrió en una vivienda del barrio Guiñazú, en el norte de la ciudad de Córdoba.

POLICIALES01 de diciembre de 2024
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Una familia quedó devastada por el dolor y un barrio situado al norte del ejido urbano de la ciudad de Córdoba no puede salir aún del estupor por la tragedia que se desencadenó en los primeros minutos del domingo en una casa del barrio Guiñazú, un pequeño poblado a un par de cientos de metros del aeropuerto internacional Ambrosio Talavera, en la salida norte de la capital provincial.

Un hombre de 49 años escuchó ruidos en el fondo de la vivienda; en la espesura de la noche vislumbró varias siluetas. Supuso que eran ladrones y, entonces, tomó su escopeta calibre 16 de doble caño y abrió fuego; al advertir que las sombras de los extraños se alejaban, desbandadas, disparó otra descarga. Ese tiro desató el drama: hubo gritos, pedidos de ayuda, y cuando el hombre que había disparado salió a ver qué pasaba supo que había matado a su propio hijo, de 20.

Él mismo, junto con su esposa, cargaron al chico en su auto para buscar auxilio y procurar salvarle la vida. Pero fue inútil: Rodrigo Pérez Marcani llegó sin signos vitales al Hospital Elpidio Torres. Ante la confirmación del drama irreversible, y en estado de shock, su padre, Víctor Hugo Pérez Padilla, volvió a su casa, en el 44 de la calle Del Moxeno, en el pequeño enclave de no más de 900 habitantes situado en la salida norte de la ciudad, en el eje de la ruta 9 norte. Tomó la escopeta y se entregó a la policía.

Confesó, arrasado por el dolor y el llanto, que había escuchado ruidos que provenían del fondo de la casa y, al asomarse, vio sombras y movimientos de personas. Suponía que querían entrar en la propiedad con fines de robo. Explicó que disparó una vez para ahuyentar a los intrusos, que comenzaron a correr, y efectuó un segundo tiro con su escopeta. Ese fue el que alcanzó a su hijo.

En el hospital Elpidio Torres se comprobó que Rodrigo Pérez Marcani presentaba una herida de arma de fuego en el omóplato izquierdo. Su deceso fue certificado antes de la 1 del domingo. A esa altura, el padre de la víctima ya había confesado. El hombre quedó detenido, a la espera de que se defina su situación procesal. La escopeta doble caño calibre 16 con la que se consumó el trágico hecho quedó secuestrada en la comisaría de Guiñazú.

LA NACIÖN

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