Madonna cumple 66 años: la historia de la reina madre del pop

Madonna Louise Ciccone llegó a Nueva York en el año 1978 con tan sólo 37 dólares, que le quedaron después del primer viaje de su vida en avión y en taxi. Desde el primer momento utilizó su nombre de pila para presentarse y dejar en claro que el resto era innecesario. Supo reinventarse a lo largo de más de 40 años en el top del espectáculo e incluso pudo sobreponerse a una enfermedad que casi le cuesta la vida.

El 24 de junio de 2023 tuvo que ser hospitalizada por una enfermedad bacteriana que casi le cuesta la vida, y estuvo en terapia intensiva dejando a millones de personas en alerta esperando novedades. Fue el 28 cuando su manager avisó a la prensa que hacía 4 días se encontraba en cuidados intensivos por un desvanecimiento en su casa mientras se encontraba con fiebre y vómitos.

A 66 días del nacimiento de Madonna, la historia de una artista más vigente que nunca

Madonna tenía apenas 37 dólares y una valija con zapatillas de ballet cuando decidió lanzarse a Nueva York a cumplir su sueño. Faltaba un mes para que cumpliera 20 años y aunque todavía no era conocida, ya se presentaba en todos los ámbitos con su nombre de pila, como suelen hacer las artistas. Ella cuenta que el viaje de Michigan a Nueva York fue el primero de su vida en avión, y el taxi que se tomó en el aeropuerto también el primero de su vida en taxi. Según su relato, le pidió al taxista que la llevara al “centro de todo”, por lo que la dejó en Times Square.

Así se gastó la mitad de la plata que tenía, pero no le importó. Había nacido en Bay City, un pueblo al norte de Michigan el 16 de agosto de 1958. En una familia numerosa y conservadora. Fue la estudiante más aplicada de la escuela de danzas de la Universidad de Michigan, donde había sido becada gracias a la insistencia de su profesor y mentor Christopher Flynn.

La temprana muerte de su madre la hizo adoptar una posición maternal en su familia y chocar constantemente con su padre, incluso cuando se volvió a casar con su ama de llaves. Siempre manifestó su rebeldía contra él, que insistía en vestirlas a todas iguales y ella se negaba, recortando remeras, subiéndose la pollera y peinándose con moños, jopos y sombreros.

En sus primeros pasos en Times Square, mientras caminaba se dio cuenta que un hombre la seguía, lejos de asustarse se dio vuelta y lo saludó. Al contarle el por qué caminaba sola por allí, el hombre la invitó a pasar las primeras noches en su casa, porque no tenía dónde quedarse, ella aceptó y durmió las primeras 2 semanas en su sillón.

Consiguió trabajo en Dunkin Donuts y pudo mudarse a un monoambiente. Todo lo que ganaba lo invertía en formarse, tomó clases de danza contemporánea en el instituto Alvin Alley American Dance Theater, y no tardó en sumarse al grupo principal.

Cuando conoció a Dan Gilroy, él y su hermano le enseñaron a tocar la batería y la guitarra. Formaron una banda, pero a ella no le alcanzaba con ser la chica de la guitarra y la percusión, quería liderar. En los 80, volvió con uno de sus primeros novios, Steve Bray, formó una banda y llegaron a tener que pedir en la calle para poder sobrevivir. Pero nunca se alejó del camino de sus sueños.

Aunque la banda no tuviera discos ni sonará en radios, sus groupies comenzaron a vestirse como ella y seguirla a todos lados. Si bien sus primeros demos no eran tenidos en cuenta, cada vez que iba a un escenario y daba un show el éxito era rotundo.

En el año 2002, uno de sus demos llegó a manos del productor Seymour Stein, quien se dio cuenta que tenía en su poder una de las canciones con destino de hit. Con él firmó su primer contrato y cobró sus primeros 5000 dólares. A partir de allí, la carrera de la diva pegaría un salto que la llevó a vender más de 300 millones de discos y ser reconocida como la mujer más importante de la música en los Estados Unidos.