El mendocino y su pasión por alcanzar la cumbre de los cerros más altos del mundo

El guía de alta montaña Manuel Stahringer regresó a Mendoza luego de su viaje por Alaska, que tuvo por objetivo el cerro Denali (6.192 m).

CURIOSIDADES 27 de julio de 2021
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Nanika, como lo llaman, tiene 34 años, se formó como montañista desde temprana edad con su familia en el Parque Provincial Cordón del Plata. Es Guía de Alta Montaña por la Escuela Provincial de Guías de Alta Montaña y Trekking (EPGAMT), técnico en Conservación del Medio Ambiente y Áreas Naturales Protegidas, miembro de la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM) y miembro UIMLA (Union of International Mountain Leaders Associations).

Además, ha recibido las certificaciones WFR (Wilderness First Responder) en primeros auxilios en zonas agrestes, AIARE I -otorgada por The American Institute of Avalanche Research and Education– en formación sobre avalanchas y rescatista líder en espacios confinados y verticales otorgado por Randis Outdoor Consultora y también instructor de esquí de la Asociación Argentina de Instructores de Esquí (AADIDES).

Stahringer explicó, antes de repasar los aspectos destacados de sus expediciones a los cerros más importantes a nivel mundial, que “para llevar a cabo este deporte extremo, lógicamente, además de mucho estudio y conocimientos sobre montañismo y alpinismo, es poner todo eso adquirido en la práctica. Más allá de la pasión de uno por el montañismo como estilo de vida, tenemos que respetarlo, para evitar que la ansiedad por conseguir los objetivos nos lleve a tomar decisiones equivocadas”.

En ese sentido, expresó que “para estar en forma, tenemos que llevar adelante un entrenamiento acorde a las circunstancias y una alimentación saludable. El ejercicio físico es fundamental, como también saber manejar nuestra cabeza, en algunos momentos en que tomar buenas decisiones es indispensable para alcanzar los objetivos. En todas las expediciones nos enfrentamos a situaciones que superan lo previsto, como condiciones climáticas muy adversas, desprendimientos, el lugar a elegir para hacer campamento, buscar alternativas de caminos para seguir adelante, sobreponernos cuando el cuerpo nos pasa factura por el esfuerzo, etcétera”.

Respecto de su última travesía, el guía de montaña indicó: “Hace unos días, regresé a Mendoza luego de un gran viaje a Alaska, junto a Mariano Vázquez, gran amigo y colega, para llegar a una de las montañas más difíciles dentro del circuito de las seven summit, integrado por las montañas más altas de cada uno de los seis continentes, añadiendo además la más alta de Norteamérica, que es Denali, de 6.192 metros”.

Explicó que “el Denali o McKinley es la montaña más alta de Norteamérica, con temperaturas muy bajas y vientos fuertes, debido a su cercanía con el círculo polar ártico. Alcanza unas temperaturas mucho más extremas que un ocho mil. En el último campo, situado a 5.200 metros, la temperatura llega a alcanzar los 40 grados bajo cero como norma general”.

Señaló además: “Nuestra expedición a la cumbre del Denali se llevó a cabo por la ruta del espolón Oeste (West Buttress), donde se encuentran las rutas más asequibles a esta montaña. La pudimos realizar en 17 días en total, debido a que nos tocó muy buen clima. Normalmente es una montaña que presenta complicaciones desde lo climático y es normal tener que esperar en la carpa entre 5/7 días, realmente fuimos muy afortunados”.

Su trayectoria

El deportista comentó: “Comencé a trabajar en el Parque Aconcagua a los 18 años, pasé por varias labores dentro del rubro. Fui cocinero, campamentero, porteador, asistente de guía y guía. Actualmente cuento con 25 cumbres al Aconcagua, donde logré ascensos poco comunes, como el guiado junto a Guillermo Fuentes, del estadounidense Kyle Maynard, sin brazos ni piernas, a la cumbre del Aconcagua, y una evacuación sin precedentes del cuerpo sin vida del también estadounidense David Reinhart, en el Glaciar de los Polacos”.

Además, realizó expediciones a varias montañas del mundo como Alpamayo (5.947 m) Artesonraju (6.025 m) Ranrapalca (6.192 m) y la Esfinge (5.325 m), por nombrar solo algunas de las montañas que pude subir en seis temporadas en Cordillera Blanca (Perú). También otras montañas en Bolivia, como Pequeño Alpamayo, Ala Derecha, Volcán Sajama, Pomerape, Parinacota, Huaina Potosí, entre otras, todas montañas de entre 5.000 y 6.000 metros”.

Señaló también: “En 2014 tuvimos la oportunidad, junto a Sebastián Satke, de viajar a los Himalayas, puntualmente al cerro Makalu, que es la quinta montaña más alta de la Tierra, con una altitud de 8.463 m s. n. m.. Está situada en la zona Mahalangur del Himalaya a 19 km al sureste del monte Everest, en la frontera entre China y Nepal. Es la tercera montaña más difícil dentro de los 14 ocho miles detrás de K2 y Annapurna”.

“En esta ocasión –agregó– fuimos sin el uso de oxígeno suplementario, y llegamos a una altura de 7.500 metros. Luego de muchos días de condiciones climatológicas adversas y mucha exposición con respecto a las avalanchas de nieve, decidimos desistir y no pudimos llegar a la cumbre. Sin duda es un lugar al que queremos volver”.

Escalada en roca

Mencionó “Naranjo de Bulnes en picos de Europa, muchas rutas de más de 400 metros en Les Calanques en Marsella, Francia, rutas de mucha exposición de más de 700 metros. En Salinas, tres picos Brasil, y algunas escaladas en Chaltén Patagonia, como Aguja Guillaumet por diferentes rutas. Por supuesto, muchas escaladas en su escuela local Arenales. Aperturista, es decir, persona que pasó por primera vez por un lugar que nadie pasó antes, en Vallecitos, Mendoza. Nada de todo lo antes mencionado hubiera sido posible sin el apoyo de mi familia y amigos, a quienes agradezca sus enseñanzas y buena energía”.

Proyectos a futuro

Finalmente, Stahringer manifestó que “es difícil tener un proyecto en los tiempos que corren por la situación económica/sanitaria, pero la clave es mantenerse entrenado y motivado para que cuando la montaña y la Pachamama lo permita intentar algún ascenso en Patagonia. Hace unos años intentábamos con Felipe Randis la supercanaleta del cerro Fitz Roy, pero nos faltaron 400 metros para llegar a la cumbre. Sin duda es un proyecto que está en la mente y ojala este año se pueda dar”, concluyó.

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